Lecturas: 1a lectura: Apoc 21, 9-14
Evangelio: Juan 1, 45-51
Hermanos y hermanas,
Hay
muchas personas a las que conocemos por medio de otros, sin haberles encontrado
todavía personalmente. La imagen o el conocimiento que tenemos de ellas no es
realmente nuestro. A veces, este tipo de conocimiento es sólo ilusión. Y suele
suceder que cuando encontramos a ésta
persona, todas nuestras ilusiones se desvanecen. Es decir lo que se piensa de
una persona no es siempre la realidad. Siempre un encuentro personal con la
persona es necesario.
Lo
vemos en el encuentro de Jesús con Natanael. Al comienzo Natanael parece cínico
y negativo acerca de la percepción que tiene de Jesús, aún sin haberlo
encontrado de manera personal, él sólo repite lo que otros dicen acerca de Jesús
pues no lo ha conocido todavía. Por otro lado Felipe no quería perder el tiempo
discutiendo con Natanael. “Ven y ve”, le dijo. Así lo invita a tener contacto
personal con Jesús.
Entonces
Jesús le muestra a Natanael que Él lo conoce más profundamente de lo que nunca
podría haber imaginado, de manera que en el encuentro que se da entre ambos, Jesús confirma lo mejor de Natanael. Desde
entonces, este descubrimiento de la persona de Jesús le cambiará la vida a
Natanael, quien, una vez habiendo
escuchado a Jesús, lo admirará, le creerá
y lo seguirá fielmente. Ya que mientras Natanael juzga a Jesús, Él por su
parte, va a apreciar a Natanael y a hablar bien de él.
Hoy en nuestro mundo, todavía hay
muchas personas que no se dejan cautivar por el mensaje de Jesús. Sólo ven a un
hombre pobre, sencillo, y en muchos aspectos como cualquiera de nosotros, que
trajo un mensaje de verdad y vida.
Jesús, sin embargo, nos reconoce y nos acepta
como somos, sin juzgarnos, invitándonos a vivir una vida plena. A veces
juzgamos a la gente por su apariencia y no les damos una oportunidad para que
muestren ante nosotros como realmente son, con todas sus capacidades,
habilidades y talentos, sin quedarnos estacionados solo en una impresión tal
vez solamente negativa.
¡Sabrá Dios cuántas buenas
amistades hemos perdido por prejuzgar a una persona que se nos acercó!
Necesitamos escuchar a la gente, dar un poco de nuestro tiempo para conocerlos más
y descubrir lo que son realmente. Tenemos también que dejar que otros nos
descubran, que aprecien lo que hay dentro de nosotros, sin escondernos,
solamente ofreciendo nuestra transparencia. Movidos por esta apertura serán
capaces de ver las maravillas de Dios a través de nuestra vida humilde y sencilla.
Dios se
vale de muchos medios para llamar a alguien. Esto puede ser directamente, por medio de otras personas o bien por
medio de un evento especial. Lo fundamental está en que sepamos oír su llamado,
estar siempre atentos a su voz y estar dispuestos a seguirlo con todo lo que
aquello involucra. Es así que sus discípulos, entre ellos Bartolomé, fueron los
principales promotores de sus propuestas y propagaron sus enseñanzas por todo
el orbe. Celebrando al apóstol Bartolomé, pidámosle a Jesús la fuerza y las
gracias que necesitamos para estar dispuestos a seguirlo.
Sébastien
Bangandu, a.a.
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