mercredi 6 juillet 2016

Miercoles de la XIVa semana ordinaria C : La tarea del discipulo

Lecturas: 1ª lectura: Oseas 10, 1-3. 7-8. 12

                Evangelio: Mt 10, 1-7

Estimados hermanos y hermanas,

Durante su vida terrena, Jesús siempre se preocupó de hacer el bien. La salud, el bienestar humano y espiritual del ser humano eran su mayor preocupación. Además, Jesús quería compartir esta preocupación con sus discípulos después de haberlos  formado para este proyecto.  

A menudo pensamos en el poder como opresión o dominación. Es feliz ver cómo Jesús es capaz de compartir su poder con sus discípulos sin ningún complejo. En este día tan especial, convoco a doce de los que le seguían de cerca y los envío por donde El mismo debería ir para llevar su mensaje de amor y salvación a todos los hombres; les dio el poder de expulsar a los espíritus impuros y de curar cualquier enfermedad y dolencia.

Hoy Cristo nos sigue convocando para que vayamos y demos testimonio de su obra de salvación. Pero necesita de nuestra disponibilidad y docilidad para poder responder a esta convocatoria como lo hicieron discípulos. No es una invitación de grupo, sino individual, con nombres específicos: Pedro, Juan, Mateo. Solo que hoy son nuestros nombres los que se escuchan.

La razón de ser de la Iglesia es ante todo la proclamación de la Buena nueva y este mandato evangelizador se extiende a todos los bautizados. No pensemos que es una tarea exclusiva para los sacerdotes y las monjas. Todos los bautizados estamos llamados anunciar la buena nueva del resucitado a las personas que viven junto a nosotros, tanto en la familia como en nuestro círculo social. Y esto no solamente con palabras sino a través de nuestra manera diaria de vivir nuestra fe cristiana. 

El evangelio tiene un poder liberador y transformador. El evangelio nos libera, nos ilumina, nos guía, nos salva personalmente.  Por eso, estamos llamados a anunciarlo a nuestros hermanos como clave de solidaridad fraternal. No olvidemos que hoy son muchos los hombres y mujeres que quieren ser liberados de sus penas, angustias, soledades y miserias de todos tipos.

Roguemos al Señor que nos dé por medio de su Espíritu, la capacidad de amar por donde vamos, de anunciar con nuestros actos, con nuestro ejemplo de vida cristiana su reino. Que nos dé también la orientación para que sigamos su camino para poder seguir adelante sin desviarnos por donde Él quiere que vayamos.


Sébastien Bangandu, a.a.

Aucun commentaire: