vendredi 24 juin 2016

Natividad de Juan Bautista C: Un verdadero testigo de Cristo

Lecturas: 1ª lectura: Jer 1, 4-10

                2a lectura: 1 Pedro 1, 8-12

                Evangelio: Lc 1, 5-17

Estimados hermanos y hermanas,

Hoy celebramos la solemnidad de san Juan Bautista, una persona muy importante en nuestro camino de fe cristiana. El Evangelio nos narra su extraño nacimiento. Además, el nacimiento del Bautista llama la atención sobre su originalidad y la convicción que tenían sus padres sobre el futuro de su hijo. En efecto, Isabel y Zacarías ya sabían que su hijo era de Dios y tenía una misión diferente de la de un niño ordinario.

No olvidemos que para los judíos, era muy importante dejar descendencia. Así, para Zacarías hubiera sido importante ponerle su nombre y reconocerlo así como su heredero. Pero sabiendo que ese hijo tenía una vocación mucho más diferente, obedecieron a Dios poniéndole el nombre de Juan, que expresa claramente que el favor de Dios era con él.

Juan iba a ser el Precursor de Jesucristo, y a esta misión consagró su vida entera. Su misión se caracteriza por ser él que anda delante del Señor para anunciar su llegada. Si por algo marcó la predicación de Juan Bautista, fue porque estaba contantemente en perfecta armonía con su vida. Su predicación iba siempre acompañado de su ejemplo, y movían a todos los que lo escuchaban. En esto se parecía completamente a Jesús, su Señor.

El efecto de su predicación así que el impacto que causó su forma de vivir y sus palabras llevaron algunos de sus discípulos a pensar que él era el Mesías esperado. Con su vida y sus palabras, Juan dio testimonio de la verdad, sin tener tampoco miedo a los que en este tiempo tenían el poder político. Además, sin desviarse por las alabanzas de las multitudes y sin ceder a las continuas presiones de los fariseos, vivió con libertad su vida de precursor de Jesucristo.
    
Del modo de vivir de Juan, de esa coherencia entre su estilo de vida y su fe, sale la primera y la más importante consecuencia para nuestra vida: El Señor espera de cada uno de nosotros que también seamos al ejemplo de Juan el Bautista, testigos de su luz. De la misma manera que Juan, todos estamos llamados a dar testimonio de nuestro Padre, a ser testigos de la vida de Jesucristo, a ser portadores de la Buena Nueva. La coherencia entre lo que creemos y nuestra propia conducta, es la mejor enseñanza que nos deja la vida de San Juan.
  
Finalmente, ser testigos de Jesucristo envuelve una vida de compromiso. Pidamos al Señor que seamos como Juan, la voz que clama en el mundo de hoy, que Jesús está viva. Que seamos siempre dispuestos a dar testimonio de Jesús en los distintos lugares y ambientes en que transcurra nuestra existencia diaria.

Sébastien Bangandu, a.a.

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